viernes, 13 de enero de 2012

Paranoia


Paranoia    
La tecnología de Estados Unidos sería avanzada pero no infalible. Habría fallado en el caso de Cristina Kirchner. El tumor resultó benigno.
    Para Hugo Chávez, el cáncer de cinco mandatarios latinoamericanos constituye un indicio de juego sucio. ¿De quién? Del imperio, claro está.
    El susto de Cristina Kirchner vino precedido de los diagnósticos de cáncer de Fernando Lugo, en Paraguay; Dilma Roussef y Lula da Silva, en Brasil, y Hugo Chávez, en Venezuela. "Habrá que cuidar mucho a Evo y Correa. Cuídate, Evo. Cuídate, Correa", dijo Chávez. Tiene toda la razón. Al fin y al cabo, el cáncer parece de derecha.
    Chávez explicó que su reflexión nació de una advertencia que le hiciera Fidel Castro. "Chávez, ten cuidado porque hay gente que está desarrollando cosas; cuidado con lo que te dan de comer". Fidel sabe de qué habla. En el 2006, un documental reveló 638 métodos diseñados por la CIA para asesinar a Fidel Castro, desde cartas envenenadas a cigarros tóxicos. El hobby del buceo, que tanto le agrada a Castro, le presentó oportunidades a la CIA dignas de James Bond. Se pensó en impregnarle el traje con un hongo letal, así como en rellenar un molusco de explosivos.
    No todas las ideas fueron puestas en práctica pero, según el agente del servicio secreto cubano Fabio Escalante, el dictador fue víctima de más de 600 intentos de asesinato -casi uno al mes-. Al menos reconozcámosle a Chávez que tiene de qué preocuparse.
    Toda teoría de conspiración parte de algún hecho cierto. Los programas para las ejecuciones de líderes de regímenes adversos existieron y quizás sobreviven aún en varios países.
    El gobierno de George Bush creó una fuerza especial de inteligencia dedicada solo a Corea del Norte, Irán y Venezuela, que, de manera excepcional, le reportaba directamente al Presidente. Kim Il-jung, el jefe de Estado de Corea del Norte, recientemente fallecido, temía tanto un atentado en un avión que se movía solo en tren.
    Parece ciencia-ficción, pero la Sudáfrica del apartheid tuvo un programa de investigación de armas biológicas para afectar solo a la población negra, lo que requeriría el reconocimiento del material genético de las víctimas. Otros países trabajan en igual sentido.
    El gobierno ruso confirmó la operación especial que acabó con la vida de al-Khattab, el comandante checheno. Los rebeldes insistieron en que el guerrillero murió luego de recibir una misiva envenenada, que había sido manipulada antes por muchas otras personas. ¿Se podría haber avanzado hasta este punto?
    El mundo de la ciencia da para mucha especulación fantástica. Los no iniciados en él damos un salto de fe y creemos; otros no están dispuestos a hacerlo. Por eso, algunos todavía dudan incluso de la llegada a la Luna.
    En los próximos días, caerá en la Tierra una sonda rusa que tenía una luna marciana como destino. El programa para llegar a Marte de la agencia espacial Roscosmos ha sido marcado por fracaso tras fracaso. Aún así, su director se atrevió a sugerir "sabotaje" mediante "algún arma antisatelital secreta". No había necesidad de señalar a EE. UU.; ello se entendía.
    Ayer se cumplieron dos años del terremoto en Haití. En el 2010, mientras el continente se preparaba a ayudar, Chávez sostenía que este desastre natural se originó en un test de "un arma tectónica". Él sí no tuvo problema en explicitar quién hubiese sido el responsable. La paranoia delirante de Chávez parece cada día más severa. ¿Será por eso que nadie lo contradice? Ante sus recientes acusaciones, la Casa Blanca se limitó a responder que eran "horribles".
    Me temo que, con Chávez, podría pasar lo mismo que con Mel Gibson, el taxista de la película Conspiración. Tantas se inventó que una de ellas resultó cierta. Yo no creo en las teorías conspirativas pero, que conspiraciones hay, sí las hay.
Por  Laura Gil
Columnista Periodico El Tiempo 
Colombia

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